¿Cómo pueden ayudar los padres a superar la frustración a nivel personal y educativo a sus hijos?


La frustración es una vivencia emocional de un deseo o de que una ilusión no se cumpla. Se experimenta en mayor o menor medida una serie de emociones como el enfado, la tristeza, la angustia y la ansiedad. En la etapa infantil, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor, que lo merecen todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás. Es entonces cuando hay que empezar a enseñar a los niños a tolerar la frustración.  

¿Cómo pueden ayudar los padres a superar la frustración de los niños, niñas y adolescentes?

Muchos padres intentan reducir o evitar las fuentes que causan frustración en el niño, y terminan por convertir cualquier de sus fracasos en un nuevo éxito. Para prevenir esta situación y conseguir que el niño tolere la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad. 

La conducta permisiva se manifiesta, con frecuencia, al ceder ante cualquier requerimiento del niño, de modo que este siempre consigue lo que quiere y nunca se enfrenta a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes.

Algunas técnicas para ayudar a sus hijos a tolerar la frustración son las siguientes:

1. Dar ejemplo. La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.

2. Educarle en la cultura del esfuerzo. Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.

3. No darle todo hecho. Si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar sus retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.

4. No ceder ante sus rabietas. Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en rabietas. Si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.

5. Marcarle objetivos. Hay que enseñar al niño a tolerar la frustración poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.

6. Convertir la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.

7. Enseñarle a ser perseverante. La perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si el niño aprende que siendo constante puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones.






A Nivel Educativo...¿Qué sucede con los niños, niñas y adolescentes? 

Cuando uno analiza los niveles de deserción en la escuela secundaria, se da cuenta de que está relacionada directamente con fracasos previos. Existe un alto riesgo de que los repitentes interpreten su fracaso como una falta de aptitud y esto provoque una frustración en el educando. Generando que se sientan incapaces de aprender y se resignen a que les vaya mal en el colegio.

Esto trae como consecuencia jóvenes desencantados, desmotivados, que no quieren estudiar ni trabajar, que pretenden permanecer viviendo en el hogar de los padres de por vida siendo mantenidos por éstos. Es lo que se ha venido a denominar “la generación nini”: jóvenes que ni estudian ni trabajan.

En muchos casos, estos jóvenes son el resultado de la sobreprotección de sus progenitores, que se lo han dado todo desde el punto de vista material.

Como consecuencia de la sobreprotección, estos jóvenes no asumen sus propias responsabilidades y, por tanto, tampoco desarrollan sus capacidades para afrontarlas, porque siempre son sus padres quienes les resuelven los problemas. De este modo, se quedan bloqueados cuando se les presentan dificultades porque son individuos dependientes.

Por lo que estos jóvenes tienen muy baja tolerancia a la frustración. Asumen con gran dificultad que las cosas muchas veces no salen como uno quisiera y reaccionan de manera airada e incontrolable. 

Frecuentemente nos encontramos con una alta exigencia al hijo  académicamente y con un marcado fracaso a causa de un problema no identificado. Si este punto no lo tiene claro consulte con un profesional y averigüe si su hijo presenta algún problema específico de aprendizaje.

Cuando los padres se involucran activamente en el aprendizaje de su hijo, le están comunicando de una forma muy clara que tienen interés en ayudarle a rendir lo máximo de sí. Las expectativas que le transmitan como padres tienen que estar a la altura de lo que realmente el niño puede conseguir, nunca por encima de ellas ya que podría producir frustración y baja autoestima.

Si desea motivar el estudio de sus hijos y evitar la frustración lo primero que debe conocer es: cuál es su estilo de aprendizaje. Es decir, cada niño presenta sus puntos fuertes y débiles y su motivación hacia el aprendizaje aumentará si puede aplicar aquel estilo que sea para él más natural, más fácil o tenga más sentido según su forma de pensar y hacer.

Recuerde que ayudar a que sus hijos aprendan a manejar la frustración a temprana edad, ayudará a que puedan afrontar situaciones en su adultez. Así que vamos a brindar herramientas para la vida a cada uno de nuestros niños, niñas y adolescentes.

Algunas lecturas que pueden ayudar a manejar la frustración en adultos y adolescentes:

Lecturas recomendadas:

1. Sentirse Bien. David Burns.

2. Optimismo Aprendido. Martin Seligman.

3. Los Cuatro Acuerdos. Migue Ruiz.

4. Asertividad: Una alternativa para el óptimo manejo de las relaciones interpersonales. Mirta Flores.