Primero
fomenta la interacción con sus
compañeros, contribuye a la construcción de un trabajo en común. El interés de
cada uno adquiere un significado especial y distinto a la vez.
Segundo
ayuda a nuestros estudiantes a crecer en valores. Valores tan necesarios para
desempeñarnos en una sociedad que sabe que, para desarrollarse como tal, debe
priorizar el bien común, el trabajo mancomunado, el espíritu de solidaridad y el trabajo en equipo.
Pero
hay que tener cuidado porque un trabajo en grupo que no esté supervisado por el
docente puede ser contraproducente.Ya que para muchos estudiantes trabajar en
equipo implica sólo “repartir los temas”, una especie de "organización en
paralelo" en la cual cada uno se ocupa de su parte sin tener conciencia de
un trabajo en común.
Por
eso, como docentes debemos desarrollar en nuestros educandos determinadas
habilidades como la capacidad de escucha, la empatía, la negociación, entre
otras, para, luego, dar paso a un verdadero trabajo en equipo.
Debemos
estar atentos a brindar apoyo a aquellos estudiantes que sienten que nada
tienen para transmitir o enseñar a sus compañeros.Es muy interesante la
posibilidad de sumar actividades para que los niños, niñas y jóvenes puedan expresarse con sus palabras y, también,
con movimientos y juegos.Es importante destacar que se deben tomar en
cuenta los intereses de los estudiantes.
El
hecho de que seamos seres sociales nos invita a incorporar a las clases la
mayor cantidad posible de actividades grupales que les permitan a los chicos
formar equipos y sentirse parte importante de un grupo, dándoles la posibilidad
de ser líderes en los temas que se sientan más fuertes, de forma que cada niño, niña y adolescente pueda sentir que
tiene un rol importante en su proceso de aprendizaje y en el de sus compañeros.