El estrés en los niños y niñas ¿Es común actualmente?





El estrés en los niños y niñas





   El estrés es una respuesta a cualquier situación o factor que crea un cambio emocional o físico negativo o ambos y lo pueden experimentar personas de todas las edades. En pequeñas cantidades, el estrés es bueno, ya que puede motivar y ayudar a la gente a ser más productiva; sin embargo, el exceso de estrés puede interferir con la vida, las actividades y la salud del individuo. El estrés puede afectar la forma como las personas piensan, actúan y sienten.


   El estrés en la niñez puede ser provocado por cualquier situación que requiera que una persona se adapte o cambie. La situación a menudo causa ansiedad. El estrés puede ser provocado por cambios positivos, como comenzar una nueva actividad, pero está vinculado con más frecuencia con cambios negativos, como una enfermedad o una muerte en la familia.


   Los niños aprenden a responder al estrés por lo que han observado y experimentado en el pasado. En la mayoría de los casos, el estrés experimentado por un niño puede parecer insignificante para los adultos, pero como los niños tienen pocas experiencias previas de las cuales aprender, incluso las situaciones que exigen cambios pequeños pueden tener un impacto enorme en los sentimientos de seguridad y confianza del niño.

  Los padres y los maestros constantemente son testigos de los efectos del ambiente en el comportamiento de los niños. Es normal que todos los niños, mientras crecen, reaccionen a las tensiones que les ofrece el medio ambiente y manifiesten problemas de disciplina al expresar sus sentimientos. Muchos niños luchan contra la pobreza, los abusos y las privaciones; otros enfrentan períodos traumáticos y de inestabilidad por la pérdida de familiares. Estas situaciones externas y las dificultades que les ofrecen el desarrollo físico y psicológico que experimentan pueden hacer que sientan que son incapaces de enfrentar los retos sociales y académicos.



Signos de estrés no  resuelto en los niños:


          Es posible que los niños no se den cuenta de que están estresados. Los padres pueden sospechar que un niño tiene estrés excesivo si éste ha tenido que experimentar una situación potencialmente estresante y comienza a mostrar síntomas como:



       Síntomas físicos:

  • Disminución del apetito y otros cambios en los hábitos alimentarios
  • Dolor de cabeza
  • Enuresis nueva o recurrente
  • Pesadillas
  • Alteraciones en el sueño
  • Tartamudeo
  • Molestia estomacal o dolor de estómago vago 
  • Otros síntomas físicos, sin ninguna enfermedad física

Síntomas emocionales o de comportamiento:

  • Ansiedad
  • Preocupaciones
  • Incapacidad de relajarse
  • Miedos nuevos o recurrentes (miedo a la oscuridad, a estar solo o a los extraños)
  • Aferrarse al adulto, incapaz de perderle de vista
  • Comportamiento inquisitivo (puede o no hacer preguntas)
  • Rabia
  • Llanto
  • Gimoteo
  •  Incapacidad para controlar sus emociones
  •  Comportamiento agresivo
  •  Comportamiento terco
  •   Regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores del desarrollo
  •   Renuencia a participar en actividades familiares o escolares




Como pueden ayudar los padres:
   Los padres pueden ayudar a sus hijos a responder ante el estrés de forma saludable de muchas maneras. Entre algunas de las cosas que pueden hacer los padres están las siguientes:


  • Darle al niño un hogar seguro, familiar, firme y confiable.
  • Ser selectivo con los programas de televisión que observan los niños pequeños (incluyendo los noticieros) que puedan producir miedos y ansiedad.
  • Pasar ratos tranquilos y relajados con el niño.
  • Alentar al niño a hacer preguntas.
  • Alentar al niño a expresar sus inquietudes, preocupaciones y miedos.
  • Escuchar al niño sin criticarlo.
  • Fortalecer los sentimientos de autoestima del niño, utilizar estimulación y afecto, tratar de involucrarlo en situaciones en las que pueda tener éxito.
  • Tratar de utilizar recompensas y estímulos positivos en lugar de castigo.
  • Darle oportunidades de hacer elecciones y de tener algún control sobre su vida. Esto es de particular importancia, ya que la investigación demuestra que cuanto más sienten las personas que tienen control sobre una situación, mejor será su respuesta al estrés.
  • Estimular la actividad física.
  • Conocer las situaciones y acontecimientos que son estresantes para los niños, como las experiencias nuevas, miedo a los resultados impredecibles, sensaciones no placenteras, necesidades o deseos no satisfechos y pérdidas.
  • Reconocer los signos de estrés no resuelto en el niño.
  • Mantener al niño informado de cambios necesarios y anticipados como cambios en el trabajo o mudanzas.
  • Buscar ayuda o asesoría profesional cuando los signos de estrés no disminuyan ni desaparezcan normalmente.


   Mantener una comunicación constante y actualizada entre la escuela y el hogar es absolutamente esencial para poder intervenir a tiempo en beneficio del niño. 

    El niño no se comporta de la misma forma en la casa y en la escuela. Dentro del hogar, el niño suele comunicar con menos inhibición si se siente mal, mientras que en la escuela la maestra puede observar su interacción con sus compañeros y, por otra parte, identificar los síntomas de ansiedad o estrés que le causa la responsabilidad del trabajo escolar. Es imposible separar estos dos tipos de experiencia. Por eso, se requiere que los maestros trabajen en conjunto con los padres.


Que  cosas debe evitar hacer el docente en el aula:
  • Corregir constantemente al alumno por no hacer lo que a usted le parece correcto. 
  • Hablarle de sus defectos. 
  • Insultarle haciéndole sentir tonto o malo. 
  • Culparlo sin tener la seguridad de que él hizo algo indebido. 
  • Imponerle por la fuerza su punto de vista. 
  • Criticarle y quejarse de él con otras personas estando el alumno presente o pudiendo escuchar lo que usted dice. 


  El docente debe tener especial  cuidado en no sentirse psicoterapeuta ante el estado de estrés de los alumnos. La participación en estos casos es de apoyo, de elemento catalizador, pero si observan comportamientos excesivamente inadecuados en el aula, el docente deberá remitir al estudiante a un especialista.


   Los docentes podemos utilizar en el salón de clases, algunas de estas estrategias para ayudar a los niños a relajarse y motivarse, señaladas a continuación:  


Ejercicios de relajación:

   Mientras que casi cualquier forma de ejercicio es eficaz para liberar el estrés, puede enseñarle a sus alumnos llevar a cabo los simples llamados isométricos. Formas de ejercicio lúdicos, son igualmente eficaces. También puede  implementar algunos ejercicios de estiramiento, que les ayudarán a relajarse. Un tramo básico es que mantengan los brazos delante de ellos, y luego levantarlas en alto sobre su cabeza y hacia atrás. Deben sentir un tirón en los hombros, y luego dejar que sus brazos caigan de nuevo a su lado. Repita este tramo un par de veces.


Artesanía:

   Ya se trate de pintura o de origami, actividades de arte y artesanía se sabe que involucran a los niños y ayudarlos a relajarse. También son una muy buena manera de canalizar la energía. Cerámica y moldeado de arcilla son también buenas opciones, y son conocidos por su efecto calmante.


Música:

   La música es un destructor de gran tensión, para niños y adultos por igual. Se dice que estimulan el cerebro, y puede conducir a una mayor productividad y enfoque. Puede colocar en el salón de clases en tono moderado música relajante, o jugar a sus canciones favoritas, con canciones que permitan la interacción de esquema corporal con la música este tipo de anti estrés es muy útil y divertido.