BIENVENIDA AL NUEVO AÑO ESCOLAR 2013-2014

     


    El inicio del año escolar debe ser una experiencia motivadora, llena de alegría y entusiasmo, donde toda la comunidad educativa se involucre y participe para hacer de la apertura de las clases una celebración única, valiosa y significativa, donde todos y todas se sientan acogidos(as) y dispuesto(as) a dar lo mejor de sí mismos para lograr un año escolar exitoso y lleno de nuevos y mejores aprendizajes. Cada inicio se convierte en una esperanza, cuando todos nos sentimos convocados al compromiso e interpelados por la motivación de transformar y fortalecer día a día nuestras prácticas educativas.

     Es por ello que esta semana es una invitación a fortalecer la integración que propicie la oportunidad de participación de los diferentes actores en el marco de su roles y funciones, la cooperación como una forma de apoyarse mutuamente, compartir experiencias y tareas entre los diferentes actores, la convivencia escolar como pilar para crear un clima favorable, donde se propicie una  cultura de paz y se reduzcan los factores de riesgo que fomentan la violencia, la organización como un componente fundamental al momento de gestionar procesos y tomar decisiones de equipo  en el centro educativo, la comunicación asertiva, que privilegie el diálogo, el respeto a las opiniones  ajenas, que propicie la búsqueda de acuerdos, la  negociación y resolución de los conflictos del aula y centro educativo, la responsabilidad como uno  de los valores fundamentales en el desarrollo de  una labor de compromiso conjunto, y el sentido de pertenencia, haciendo del centro educativo  nuestro segundo hogar y procurando la integración de cada uno de los actores en las diferentes  actividades que se desarrollan y planifican para el año escolar.

    Algunas sugerencias para Docentes con niños con Trastorno por Déficit de la Atención con Hiperactividad (TDH) :

1. Cree un grupo de apoyo informal en el que usted pueda apoyarse. El tener niños con un TDAH en el aula puede ser agotador. Solicite ayuda de los especialistas (del aprendizaje, psicólogos, médicos). Haga que los padres participen (¿cómo manejan ellos ciertas situaciones en el hogar?; ¿qué pueden hacer ellos en el hogar para facilitar el trabajo de usted como maestro?). Haga que otros maestros participen en la búsqueda de soluciones a problemas específicos: el buscar ayuda no es un signo de debilidad.

2. Sepa cuáles son sus propios límites, y acéptelos. Será más fácil para usted mantener su cordura general si acepta que no hay nada de malo en sentirse airado, cansado, frustrado, o hasta un poco enloquecido, que si usted piensa que tiene que ser perfecto.

3. Evite las expectativas injustas. La mayoría de los niños con un TDAH son listos, y debido a que su conducta, desempeño y rendimiento son incongruentes/inconstantes, con frecuencia los maestros creen que los problemas del niño son debidos al no cumplimiento o a la haraganería, expresando esta idea con la siguiente frase estándar: “Sabíamos que si hacías un mayor esfuerzo podías lograrlo”. Pero esto no siempre es así. A veces el niño que saca 98 puntos en un día dado no puede, en otro día, pasar de 65 puntos. “No puede”, NO ES QUE “no quiera“. El mismo niño que responde a preguntas difíciles puede trabarse con las preguntas fáciles. ¡Y ellos se sienten tan frustrados como usted!

4. Asegúrese de captar la atención del niño. El niño no podrá aprender a menos de que preste atención. De modo que, antes de comenzar una lección o una tarea, establezca contacto visual con el niño para que así pueda usted tener la seguridad de que esté concentrado. Con frecuencia, los niños con un TDAH tienen dificultad en diferenciar el elemento fundamental (el maestro) del fondo (los otros niños que estén en el aula, ruidos en los pasillos). Utilice con frecuencia el contacto visual y toque ocasionalmente al niño en el hombro para mantener o reorientar su atención.

5. Siente al niño cerca de su escritorio y alejado de las puertas, ventanas, calefacción, y aire acondicionado.

6. Mantenga cerrada la puerta del aula, en especial durante las pruebas/exámenes.
7. Minimice las distracciones en el aula misma.

8. Siente al niño cerca de otro niño que constituya un buen ejemplo a seguir, tanto por lo que se refiere a las destrezas relativas a la conducta como a las relativas a la organización.

9. Ayude al niño a mantener su pupitre despejado. Asegúrese de que tenga disponibles todos los artículos necesarios (lápices con buena punta, papel, etc.). Si la lección comienza y el niño sigue buscando su libro, no podrá nunca ponerse a la par del resto de la clase.

10. Prepare al niño para que alcance el éxito y no el fracaso. Subdivida las instrucciones en pasos pequeños y asígnele una tarea por vez. Escoja una meta por vez.

11. Explique todo en forma directa y en detalle, sea preciso en sus instrucciones. No diga: “Prepárense”, sino subdivida esa instrucción en diferentes pasos, tales como: “Ahora, siéntense en el pupitre con los pies en el suelo; miren hacia el frente de la clase; tengan listos sobre su pupitre el libro de ejercicios y el bolígrafo”. Haga una pausa entre cada instrucción para darle tiempo al niño a seguir el paso indicado.

12. Repita las instrucciones. Escríbalas. Dígalas en voz alta. Repítalas. Entonces, haga que el niño le repita a usted las instrucciones, manteniendo en todo momento el contacto visual.

13. Mantenga al niño concentrado en la tarea y reoriente su atención cada vez que sea necesario, lo cual implica supervisar al niño con una frecuencia superior a la normal.

14. LOS NIÑOS CON UNA CONDUCTA DISRUPTIVA Y QUE NO PRESTEN ATENCIÓN NECESITAN DE ESTRUCTURACIÓN. Estos niños necesitan que el entorno donde se encuentran estructure para ellos externamente lo que ellos no puedan estructurar a nivel interno. Los niños con un TDAH funcionan mejor en un aula muy estructurada, con reglas y patrones establecidos con toda claridad.

15. Haga listas con las reglas a seguir y colóquelas donde sean visibles. El niño debe entender con toda claridad qué es lo que se espera. Al establecer y definir los rituales que se deban seguir en el aula, los muchachos se sienten entonces más cómodos y dispuestos a correr riesgos a partir de una base segura.

16. Tenga un horario que sea lo más predecible posible. Colóquelo en un sitio visible y refiérase al mismo con frecuencia. Si usted va a variar el horario, como lo hacen la mayoría de los maestros que despiertan el interés de los alumnos, haga muchas advertencias al respecto. Las transiciones y cambios no anunciados son difíciles para este tipo de niños.

17. Haga que los niños elaboren sus propios horarios para después de la escuela, tanto para ayudarles a aprender el concepto de manejo del tiempo, como para evitar una de las principales características del TDAH: el posponerlo todo.

18. Establezca límites y restricciones. Tiene que haber un sistema definido de las conductas aceptables e inaceptables, junto con las recompensas y las consecuencias (incentivos, refuerzos). Esto debe ser un elemento para contener y calmar, NO DEBE SER PUNITIVO. Sea congruente y predecible. (Más adelante se analizan en detalle los sistemas de recompensas.)

19. Asuma el mando. Aplique las consecuencias (positivas o negativas) en forma inmediata. Evite los sermones tipo abogado sobre lo que es justo o no. Los muchachos con un TDAH son notorios por su capacidad para negociar.

20. Su meta es ayudar a MOLDEAR la conducta. Usted no puede ser responsable de cambiar la conducta. El niño que golpea no dejará simplemente de golpear, ya que ése es un acto de reacción e impulsivo. Trate de alcanzar efectos graduales.

21. Disciplinar significa enseñar, NO castigar. Los niños con un TDAH son impulsivos, por lo que con frecuencia hacen cosas que los meten en problemas aun cuando estén tratando de comportarse bien. Ellos necesitan de su apoyo.

22. ¡NUNCA CULPE AL NIÑO: CRITIQUE LA CONDUCTA! A pesar de que por lo general, no lo expresan ni demuestran, los niños con un TDAH ya se sienten suficientemente mal con su conducta y su carencia de control. A menudo hacen cosas, debido a su impulsividad, que no tenían pensado o no deseaban hacer. Ellos saben que algo anda mal y tratan de encubrir esto con falsos alardes. Desde muy temprana edad ellos comienzan a pensar que no valen nada. Para cuando llegan a la secundaria, con frecuencia “han crecido y se han adaptado” al papel que se les asignó como creadores de problemas. Ellos necesitan de su apoyo.

23. En la medida de lo posible, regañe al niño en privado.

24. Déle al niño la posibilidad de escoger entre comportarse en la forma correcta o, de continuar comportándose en forma indebida, enfrentar las consecuencias preestablecidas: no un castigo, sino consecuencias que se relacionen en forma lógica con la conducta y que se le hayan explicado con claridad al niño por adelantado. Ejemplos: si el niño inclina la silla continuamente, se le quitará la silla (“Eres tú quien decide si prefieres estar de pie durante toda la lección”). Si maltrata un juguete favorito, se le quitará el mismo al niño de inmediato (colocándolo en el estante): “Obviamente, tú has decidido no jugar hoy con este juguete, de lo contrario, no lo habrías maltratado, por lo que eres tú quien decide guardarlo”.

25. Cuando tenga a un niño que sea testarudo o que tenga dificultades en decidirse, déle dos opciones que sean ambas aceptables para usted. “¿Prefieres guardar primero los bloques de madera o los rompecabezas?”. El niño llega a sentirse orgulloso de ser él quien tome la decisión, en vez de que se le diga qué hacer, pero al mismo tiempo, usted ha dejado claramente sentado qué es lo que tiene que hacerse.

26. Explique la consecuencia de una opción dada, para que así la conducta final sea una decisión del niño: “Tus empujones nos están molestando tanto a mí como a los demás niños. Puedes o bien jugar con delicadeza o sino salirte del juego. ERES TÚ QUIEN DEBE DECIDIR”. Esto evita que el maestro sea siempre quien determine las tareas a realizar y quien imponga la disciplina, colocando la responsabilidad de una conducta aceptable en las manos del niño.

27. Presente las alternativas en una forma positiva. En vez de decir: “Si no te tranquilizas tendrás que ir a la oficina del director”, intente lo siguiente: “Si te tranquilizas tendremos tiempo para …”.

28. Actúe con rapidez al aplicar una consecuencia, en especial con los niños de menor edad, para que así el castigo quede vinculado con una actividad específica.

29. Trate de ser específico al definir la conducta. NO DIGA: “Pórtate bien”, sino diga: “No empujes”; “Deja de dar golpes con el libro”; etc.

30. Relacione la crítica con la acción, NO CON EL NIÑO. En vez de decir: “Tú estás creando verdaderos problemas en la clase”, diga más bien: “Tu conducta (siendo específico de ser posible) está molestando a los otros niños y hace difícil que yo pueda dictar las clases”. Se trata de una diferencia sutil, pero en el primer caso, usted está condenando al niño; en el segundo caso, está condenando a la actividad. Esto deja al niño en libertad de mejorar, mientras que en la otra forma, se le hace sentir que no vale nada.

31. Nunca le diga al niño que es bueno o malo, sino refiérase a la conducta (no aceptable). Evite las acusaciones que hagan que el niño sienta que no es bueno, que no vale nada como persona, y que hagan que levante sus defensas: “Yo me siento mal cuando tú no comienzas a trabajar para responder las preguntas”, en vez de “Tú no estás haciendo un esfuerzo”.

32. Concéntrese en las acciones y no en las motivaciones. Diga: “Es hora de empezar tu trabajo”. NO: “Deja de ser tan perezoso”.

33. No alabe con una mano y critique con la otra. Aun cuando su intención sea buena, no es positivo decirle al niño: “Hoy no has hecho nada malo”. Diga más bien: “Me sentí muy contento por la forma en la que levantaste la mano en vez de interrumpir la clase”.

34. Aproveche un período de enfriamiento. Cuando usted vea que el niño ha perdido el control, no confronte el problema, sino acérquese a él en forma calmada y dígale que se tome un tiempo para tranquilizarse y que cuando esté listo, se vuelva a unir al grupo. Usted tiene que vigilar al niño con el fin de ayudar a evitar las conductas negativas por medio de una intervención temprana, para aclarar las reglas, y para asegurarse que el niño experimente consecuencias predeterminadas y claramente definidas.

35. Seleccione los problemas. Evite una confrontación ante todos y cada uno de los errores. Haga caso omiso de las conductas disruptivas de menor importancia y refuerce los esfuerzos que hagan los otros niños por no prestarle atención a la mala conducta del niño con un TDAH (lo cual es un refuerzo, aún cuando negativo, para el niño en cuestión).

36. Nunca se enfrente al niño ni exija una respuesta cuando él está fuera de control o su lenguaje corporal está diciendo “NO”. Déle 10 minutos de tiempo para tranquilizarse y verá que se producirán CAMBIOS FÍSICOS. Entonces, usted podrá conversar sobre lo sucedido desde la perspectiva de sentirse preocupado y de desear trabajar con el niño para evitar que se repita la conducta en cuestión. Haga que el niño se sienta bien respecto a sí mismo; hágale saber que usted está seguro que él lo puede lograr, pero que además usted comprende que para él es sumamente difícil y que por lo tanto, será un logro muy importante.

37. Cuando la conducta del niño sea realmente disruptiva, la pausa para tranquilizarse no funcione, y la conducta del niño esté afectando a toda la clase, podría ser aconsejable llamar a una figura de autoridad. NUNCA deje al niño solo, pero a veces puede ser necesario sacarlo de la clase. En vez de hacer que el niño se siente sin hacer nada, usted o un administrador pueden ofrecerle papel y lápiz, y darle una oportunidad para que resuelva y dilucide sus sentimientos. (De esta forma, no está simplemente sentado y aburrido, pero al mismo tiempo, no se le está dando una recompensa.) En el caso de niños de menor edad, si el administrador escribe el nombre del niño en un libro que tenga apariencia de ser algo “oficial”, el niño se preocupará lo suficiente como para poner fin a la conducta problemática.

38. Cada persona tiene un estilo diferente, pero cuando el niño esté excitado o angustiado, es necesaria la calma y la predictibilidad por parte del maestro: una estructura de la que el niño pueda depender cuando pierda el control, un ejemplo o modelo que pueda tratar de imitar.

39.   Los niños tratarán de someter a prueba los límites del maestro. Trate de ser congruente, evite la ira o el rechazo (la ira puede ser vista como un refuerzo negativo para una conducta inaceptable).


   A continuación seis sugerencias que pueden utilizar los padres en el hogar para que sus hijos logren tener un buen año escolar y cumplir las metas

  1. Antes de empezar las clases. Al momento de prepararse para el inicio, lo más importante que pueden hacer los padres es ayudar a sus hijos a organizarse. No solamente comprándoles los útiles, sino poniendo juntos los nombres a las cosas, preparando la mochila y -lo más fundamental- adecuando el espacio para trabajar y hacer las tareas en la casa. Ayuda a tu hijo a pensar en una rutina de tareas para todo el año y a definir un horario diario en el cual estudiar o repasar lo aprendido.
  2. Apoyar en las tareas. Los niños necesitan saber que sus padres consideran que las tareas escolares son importantes. Si saben que sus padres se interesan por sus deberes, se sentirán más motivados para cumplirlos y entregarlos a tiempo. Ayuda a tu hijo a asumir la responsabilidad de las tareas escolares.
  3. Mantenerse informado. Conocer los objetivos y principales contenidos del año escolar que se inicia permite a las familias apoyar a los niños en su aprendizaje. Averigua qué deberá aprender tu hijo durante este año y asegúrate de que estos objetivos se vayan cumpliendo. Realiza actividades en el hogar para reforzar los aprendizajes esperados.
  4. Estimular sus esfuerzos. Alentar a los hijos por los esfuerzos que realizan durante el año y no concentrarse sólo en castigarles por los malos resultados. Motivar y estimular, además de acompañar en los momentos en que las cosas parecen difíciles, valorando especialmente los esfuerzos, ayudará al niño a sentirse más seguro y por tanto a tener una mejor autoestima.
  5. Mantenerse comunicado con la escuela. Es importante conocer a las personas que están involucradas en la educación de sus hijos, asistir a las reuniones convocadas por la escuela y mantenerse en contacto con el profesor jefe durante todo el año. La escuela ofrece múltiples espacios para que los padres colaboren en el aprendizaje de sus hijos. ¡Conócelos y participa!
  6. Considérate un aliado del profesor. Tanto la familia como el profesor quieren que su hijo tenga éxito en su aprendizaje. Si los padres no valoran a los profesores, le están dando un señal a sus hijos de que es posible no respetar a su profesor y dejará de preocuparse por su aprendizaje. Si el niño presenta algún problema, aprovecha la entrevista con el profesor para plantear en conjunto metas reales para el aprendizaje de tu hijo.

     La seguridad emocional y la estabilidad son las bases para la motivación de los niños y ayudan a que estén mejor predispuestos a aprender Los padres deben mostrar a sus hijos interés por lo que hacen en la escuela, pasar más tiempo con ellos, conversando y leyendo juntos. Tu interés, apoyo y amor son fundamentales para su aprendizaje.