Una de las etapas más importantes del desarrollo
humano y donde éste se da con una velocidad más rápida es la primera infancia. Se
producen cambios constantemente, es una época de continua y evidente evolución.
La palabra infancia proviene del latín “infans” que
significa sin lenguaje. Pero además del inicio del lenguaje en la primera infancia se
adquieren otras habilidades como: sonrisa, primeros pasos, la reacción de angustia ante
un extraño... multitud de cambios que también son propios de esta etapa.
El lenguaje es
un medio de comunicación a través de un sistema de símbolos. A través del lenguaje el niño será capaz de
relacionarse con sus semejantes y exponer sus deseos y necesidades de forma más precisa.
La emisión de sonidos requiere, al espirar, de una
vibración particular de las cuerdas vocales acompañada de una ubicación adecuada de las
diferentes piezas del aparato bucofaríngeo. Como es de imaginar estos músculos y
cavidades son controladas a nivel cerebral, a través de los nervios que provienen del
encéfalo.
La orden motriz parte, por lo tanto, del córtex
cerebral a nivel del área motriz primaria (área de Broca). Una vez dada la orden, el sonido
emitido por las cuerdas vocales tras la exhalación del aire se caracteriza por la intensidad,
el timbre y la altura. Boca y faringe actúan de cajas de resonancia y permiten la formación
de los fonemas. Esto sería lo que formaría lo que conocemos por lenguaje expresivo, es
decir la producción del lenguaje o el habla. La conducta de expresión oral es
constantemente reajustada en función de informaciones auditivas.
En cuanto al lenguaje receptivo se refiere a como
captamos y comprendemos la señal hablada. El habla como hemos podido comprobar
anteriormente consiste en una vibración del aire ambiental. Este produce una
movilización del tímpano (oído) que al provocar la movilización de los huesecillos del oído
medio, transforma el mensaje al oído interno e inducen en el la movilización de los
líquidos. Esta señal supone un desplazamiento de diferentes membranas, así como de
las células ciliadas, Es en este estadio que la información deviene neuronal.
Posteriormente, tras el paso por el área de Wernicke habrá una comprensión del mensaje emitido
por el interlocutor.
Los elementos que componen un lenguaje basado en
sonido son:
- FONEMAS: Unidades de sonido cuya concatenación en
un determinado orden
produce fonemas.
- MORFEMAS: Las menores unidades significativas cuya
combinación crea una palabra.
- SINTAXIS: Las combinaciones admisibles de las
palabras en las frases y las oraciones
para que estas tengan sentido.
- LÉXICO: El conjunto de todas las palabras de un
lenguaje dado. Cada entrada de su
lista incluye toda la información con ramificaciones
morfológicas o sintácticas, pero
incluye el conocimiento conceptual.
- SEMÁNTICA: Los significados que corresponden a
todos los elementos léxicos y a
todas las oraciones posibles.
- PROSODIA: La entonación que puede modificar el
significado literal de las palabras y
de las frases.
- DISCURSO: El encadenamiento de las frases para que
constituyan una narración.
Al igual que
en otras áreas del desarrollo humano, en las teorías sobre el desarrollo del lenguaje también ha habido debate sobre la
importancia de los factores externos y los internos en este proceso. Entre las influencias
intrínsecas que se destacan encontramos: las
características físicas de cada niño, estado de desarrollo del mismo y otros atributos determinados genéticamente.
Las influencias extrínsecas durante la infancia están
vehiculadas principalmente por la familia: las
personalidades y estilos de cuidado de los padres y hermanos, el estatus socio- económico de la familia y la cultura donde el niño ha nacido.
Las características progresivas del desarrollo del
lenguaje verbal en los diferentes niveles de edad, se adscriben a las etapas
del desarrollo integral del niño, encontrándose estrechamente asociado a los
siguientes aspectos:
• Al proceso de maduración del sistema nervioso,
tanto al central (SNC) como al periférico, correlacionándose sus cambios
progresivos con el desarrollo motor en general y con el aparato fonador en
particular.
• Al desarrollo cognoscitivo que comprende desde la
discriminación perceptual del lenguaje hablado hasta la función de los procesos
de simbolización y el pensamiento.
• Y, al desarrollo socioemocional, que es el
resultado de la influencia del medio sociocultural, de las interacciones del
niño y las influencias recíprocas.
De acuerdo con diferentes investigadores como
Lenneberg, 1967; Brown y Frazer, 1964; Bateson, 1975; Stampe e Ingram, 1976;
Einsenson, 1979; Bruner, 1976 y muchos otros, aquí dividimos el desarrollo del
lenguaje en dos etapas principales:
• Etapa Prelingüística
• Etapa Lingüística
Cada una de estas etapas va marcando el surgimiento
de nuevas propiedades y cualidades fonéticas, sintácticas y semánticas a medida
que el niño crece, tal como describiremos a continuación.
1. Etapa pre-lingüística:
Denominada también como la etapa preverbal, comprende
los primeros 10 a 12 meses de edad. Se caracteriza por la expresión
buco-fonatoria que de por sí apenas tiene un valor comunicativo. Otros la
consideran como la etapa del nivel fónico puro, debido a que el infante emite
sólo sonidos onomatopéyicos.
Durante esta etapa, que abarca el primer año de vida,
la comunicación que establece el niño con su medio (familia), especial y
particularmente con su madre, es de tipo afectivo y gestual. De allí que para
estimularlo lingüísticamente la madre deba utilizar, junto con el lenguaje
afectivo y gestual, el lenguaje verbal. La palabra debe acompañar siempre al
gesto y a las actividades de la madre con su hijo.
Esta etapa preverbal hasta hace poco despertaba
escaso interés de los especialistas, pero gracias a las investigaciones
actuales, hoy sabemos que tiene un valor relevante y trascendental en la
configuración de las bases del desarrollo lingüístico, puesto que tanto las
expresiones vocales (sonidos o grupo de sonidos de simple significación) como
las expresiones verbales (sonidos, grupo de sonidos, palabras aisladas, etc.)
influyen de modo determinante en el desarrollo posterior de la comunicación
lingüística del niño.
2. Etapa lingüística:
Este período se inicia con la expresión de la primera
palabra, a la que se le otorga una legítima importancia como el primer anuncio
del lenguaje cargado de un propósito de comunicación.
Sin embargo, no se puede decir con precisión cuándo
comienza, cuándo este anuncio del lenguaje se precisa y confirma, cuándo se
puede hablar de la "primera palabra". Por eso la fecha de su
aparición está diversamente fijada, ya que los estudios al respecto se basan
mayormente en las informaciones que dan las madres.
Hay que señalar, además, que las niñas son las que
empiezan a hablar un poco antes que los niños. Por otro lado, aparte del sexo,
tomando como referencia las peculiaridades individuales, un niño puede
demorarse más que otros en una etapa y pasar rápidamente por otra,
condicionando la aparición de la primera palabra en los niños en cronologías
distintas.
No obstante, los diferentes especialistas estiman que
la mayoría de los niños que van a hablar, tal vez el 90 por ciento de ellos,
dicen sus primeras palabras para cuando tienen 15 a 18 meses, aunque esta
afirmación no es exacta o concluyente por las razones antes expuestas.
De allí que la etapa lingüística se considera en
forma un tanto amplia, desde aproximadamente el 12do. mes (un año de edad),
pasando el niño de las variadísimas emisiones fónicas del período
prelingüístico a la adquisición de fonemas propiamente dichos en el plano
fonológico (articulaciones fonemáticas), perfeccionándose también el aspecto
semántico y sintáctico de las palabras a medida que el niño crece.
¿Pero qué sucede cuando se sospecha que algo no esta bien en el proceso de adquisición del lenguaje en el niño y la niña?
El aprendizaje del lenguaje depende de muchos
factores, que pueden afectar a su desarrollo. Uno de los principales es el estado
de la audición. Para el desarrollo normal del lenguaje es necesario que el
sistema auditivo esté integro. La presencia de una hipoacusia o sordera
influirá en su adquisición de forma diferente en función de la edad de
aparición, del grado y del tipo de pérdida auditiva.
La división de pérdidas auditivas respecto al momento
de su aparición suele ser el siguiente:
Prelocutiva (antes de que el niño aprenda a hablar):
Son las pérdidas auditivas congénitas, que tiene el niño al nacer o que se
producen por algún problema en el parto o los primeros meses de vida. Las más
frecuentes son las congénitas.
Peri-locutivas: Son aquellas pérdidas auditivas que
aparecen en la etapa del aprendizaje del lenguaje, entre los primeros meses y
los primeros años de vida.
Post-locutivas: Son aquellas pérdidas auditivas que
aparecen, generalmente por infecciones, enfermedades, accidentes, tratamientos
agresivos, …..después de que el niño ha aprendido a hablar.
Cuanto más tarde se produce la pérdida auditiva,
menor será la repercusión en los problemas de adquisición, riqueza y
espontaneidad del lenguaje. En las pérdidas pre-locutivas, un diagnóstico,
adaptación protésica ( ya sea con audífonos o con implante coclear ) y
estimulación logopédica precoces son básicos para lograr los objetivos más
altos posibles.
Hay diferentes signos de alarma que deberían hacer
sospechar dificultades a la hora de adquirir correctamente el lenguaje:
0-3 meses: no le tranquiliza la voz de la madre
3-6 meses: se
mantiene indiferente a los ruidos
6-9 meses: no
juega con sus vocalizaciones
no imita al
adulto cuando habla
9-12 meses: no
comprende el no ni atiende al dame si no se le hace un gesto
12-18 meses:
no dice ni entiende nombre de personas u objetos familiares
a los 4 años
el niño no construye frases: se expresa con palabras sueltas
no entiende cuando le hablan
no entiende cuando le hablan
habla mucho
pero no se le entiende nada
pregunta muy a
menudo ¿qué?
Es necesario estar pendiente del proceso de adquisición del lenguaje para detectar a tiempo a través de un especialista cualquier trastorno que se pudiera presentar y lograr su intervención.
El momento idóneo para la intervención en este tipo
de trastorno equivale a lo más pronto que sea posible. La ventaja obvia de una
intervención temprana es que se tiene la oportunidad de actuar antes de que el
trastorno sea mayor, pudiéndose evitar las consecuencias negativas que se
inician cuando los niños se dan cuenta del
fracaso. Muchos niños con retraso del habla temprano crecen fuera de sus
dificultades, siendo así que cuando más pequeño es el niño identificado mayor probabilidad
existe de resolverse el trastorno con un tratamiento.
El objetivo principal en esta intervención debe ser
el de mejorar la intencionalidad comunicativa y disminuir inhibición, mejorando
el uso pragmático, ampliando el vocabulario y usar frases más largas.
En un primer momento y para establecer una buena
relación psicoterapéutica que permita y favorezca todo el tratamiento posterior
se pueden proponer actividades lúdicas y
que generen poca angustia, como por ejemplo canciones infantiles, juguetes dirigidos a estimular el juego simbólico, a
medida que se va jugando se establece una interacción con el niño, donde a la
vez vamos se va reproduciendo en voz alta todas las acciones del juego. También
es recomendable el uso de cuentos infantiles ilustrados.
Más tarde se pueden introducir actividades para
aumentar el vocabulario: Lotos, puzzles, juegos de memoria sencillos, encajes…
Paulatinamente se irán introduciendo juegos y actividades que requieren una
mayor complejidad de las frases (describir acciones).
En el caso de la tartamudez:
Cuando se hace una intervención en la tartamudez los
objetivos básicos serán el aprendizaje de un patrón alternativo de habla lenta y
alargada. Habrá que identificar y localizar las señales de tensión para poder
disminuirlos, reduciendo preocupación y anticipación mediante técnicas cognitivas. Se harán
ejercicios de control de la tensión general y local en la garganta para favorecer el
habla correcta y sin tartamudeo y de esta manera favorecer el habla espontánea.
Una parte muy importante de la intervención en la
tartamudez de niños y adolescentes es la intervención con los padres, a ellos se les
debe orientar como favorecer el habla fluida, ayudarles a modificar actitudes: disminuyendo
la exigencia y aumentando la tasa de refuerzos.
Lo primero que se hará con el niño será establecer
objetivos. Después se empieza a entrenar primero en la lectura, donde es más fácil
que el tartamudeo no se produzca, progresivamente se empieza a entrenar un habla lenta
y prolongada, manteniendo la prosodia normal. Se inicia el entrenamiento con
“lectura simultánea” y “en coro” junto con el terapeuta, un habla más lenta reduce el
tartamudeo, por tanto se animará al niño a hablar más lentamente, esto también facilitará
la formulación del lenguaje, los movimientos articulatorios, la coordinación e
integración de sistemas respiratorio, fonatorio y articulatorio. Se le enseña al niño a
hablar a “cámara lenta”, o “como una tortuga, el niño lee simultáneamente con el terapeuta
con lo cual se establece la fluidez del habla ya que el niño atiende más a la
lectura del terapeuta que a la propia, se utiliza a modo de juego, se entrena la lectura en
voz alta para poder leer en clase.
Durante la lectura aparece tensión en la garganta, se
le explica la consecuencia de esto, se le enseña el “comienzo fácil”, se ensaya el
patrón de habla en conversación. Se utilizará un estilo pausado, con turnos de habla
lentos y períodos de silencio frecuentes, se reduce el número de preguntas directas
y no se exige hablar. El comienzo fácil consiste en iniciar el habla con un
comienzo suave y gradual de la fonación y una espiración estable, se comienza a un
nivel inaudible y se va aumentando el tono de voz de forma gradual, es un
contacto articulatorio blando, que reduce la tensión en momentos de bloqueo. La prosodia
se mantiene normal.
Posteriormente, se trabajará con entrenamiento en
técnicas de relajación, como la técnica de Jacobson para niños, ejercicios de
respiración profunda. Se realizará una jerarquía de situaciones para valorar la dificultad
de sus interacciones comunicativas y se irá avanzando en la jerarquía con práctica regular
en la sesión y en casa, estas situaciones se trabajan a modo de desensibilización
sistemática.
Paralelamente se llevará a cabo el control de la
ansiedad, se profundiza en aquellas conductas de evitación ya sea del habla o de
situaciones. Se trabaja el afrontamiento
de situaciones y la no evitación y con todo el
“círculo vicioso” de este procedimiento. Se le enseña a aplicar el método de relajación y de
respiración a las zonas tensas. Se le hace practicar en casa para una mayor
generalización. Además se profundiza en las ideas irracionales que puedan haber de base como
puede ser la búsqueda de un gran perfeccionismo. Se le pueden dar pautas como por
ejemplo que a medida que habla, lleve a cabo la autoinstrucción:
• ¿Cuál es mi problema?
• ¿Qué es lo que voy a hacer?
• ¿Cómo lo estoy haciendo?
• ¿Qué voy a hacer ahora?
Se ayuda al niño a que tenga una actitud de control
interno. Se puede utilizar la técnica del role-playing dentro de la sesión, para
que luego pueda trasladar lo aprendido a otras situaciones. Más tarde se inicia
práctica en casa, que en un inicio es de 5 minutos y que luego se aumenta el tiempo
progresivamente. Trabajan con lectura, conversación y/o juego, se le ayudará a
reducir la velocidad del habla, alargando los sonidos iniciales, con turnos de habla
lentos.
La orientación a los padres incluirá pautas y
orientación, práctica diaria, modificar actitudes y conductas, adaptar el lenguaje a las
dificultades del niño, no atender continuadamente a los errores del habla, observarlo
cuando habla fluido. Se les hace hacer un registro de situaciones de habla fluida y se
les insta a aplicar la disciplina, pautas y responsabilidades en la dinámica familiar
tal y como corresponde a su edad y similar a la de los hermanos. En definitiva se
disminuye su preocupación y se le refuerza su colaboración.
Reeducación del lenguaje:
La reeducación supone una estimulación y una
potenciación de aptitudes y habilidades básicas del niño. Cuya finalidad es la la
superación de sus déficit a nivel intelectual y madurativo .
Se debe tener en cuenta que la reeducación reinicia
aprendizajes no establecidos, no son clases para corregir o enseñar a mejorar, no es
la continuación de la escuela, en las sesiones de reeducación se incide sobre la
totalidad del individuo, teniendo en cuenta su personalidad. Teniendo en cuenta que todos
los niños son diferentes y por tanto la enseñanza debe adaptarse a las
circunstancias de cada niño, a su psiquismo, a sus necesidades y a sus capacidades.
El niño debe recibir una atención especializada en un
espacio y tiempo para él. Debe sentirse aceptado, escuchado y valorado.
Estableciéndose con él una relación de empatía, comprensión, seguridad y complicidad donde
se favorecerá la motivación, el deseo de aprender y la autonomía.
Los ejercicios serán adecuados: al momento evolutivo,
al nivel de capacidad y a la personalidad del niño. La reeducación supone supone volver a educar, implica
tener en cuenta: la conducta total del niño, sus conocimientos previos, su grado
de madurez , su medio ambiente, su dominio del lenguaje, su nivel de expresión
psicomotriz y el interés en sus expectativas personales.
Es necesario valorar la reeducación de manera global
y generalizada, donde se combinen de manera integrada los distintos niveles
interrelacionados: lectura, escritura, cálculo, motricidad, lenguaje. El material utilizado será adecuado al nivel del niño
y al tipo de anomalía que quierecorregirse, debe ser atractivo, debe ser cómodo en su
manipulación, de dificultad gradual y progresiva según la edad y características
del niño, los ejercicios se deben
repetir para ir afianzando el aprendizaje del niño.
Las actividades básicas a trabajar son: coordinación
viso-motriz, percepción temporal y ritmo, relajación, memoria, atención,
estructuración del lenguaje y estructuración ideativa. Los ejercicios de reeducación del lenguaje serán
actividades destinadas al desarrollo de aptitudes lingüísticas, el desarrollo del
pensamiento y capacidad de relacionarse socialmente. Los ejercicios deben ser de corta
duración y planteados como un juego.
¿Cuál debe ser la actitud de los padres en el
desarrollo y maduración del lenguaje de los niños?
Los padres deben enseñar al niño hablando correctamente.
La actitud y la influencia de los padres en el desarrollo de los niños es
fundamental. Porque los padres son una referencia para el niño. Las primeras
personas de quienes escuchan palabras, las primeras voces y los que le ofrece
un ambiente seguro para pueda investigar, jugar, hablar. La actitud de los
padres debe ser sobre todo una actitud positiva. Para ser ese guía tenemos que
disfrutar de ese momento. Estar contentos de acompañar y de ver cómo crece
nuestro niño. No forzar el lenguaje sino que sea algo natural. Y cómo lo
hacemos, pues enriqueciendo la vida diaria con mucho lenguaje porque nosotros
somos un modelo. Cómo, no haciendo que haya un tiempo específico para el
lenguaje sino que todo está rodeado de lenguaje no específicamente dedicado al lenguaje.
Tareas específicas que pueden hacer los padres.
Transmitirle un feedback correctivo, cuando ellos digan mal una palabra
nosotros devolvérsela correctamente pero sin corregirle, por ejemplo si el niño
dice ‘opa’ en vez de sopa, ella debe de decir quieres sopa. También evitar que
cuando un niño hable mal, esto sea una gracia y repetirlo. Los padres deben
ayudar al niño a pronunciar bien las palabras. Repetirlas cuantas veces sean
necesarias y buscando no humillarle ni burlarse de los errores del niño. Los
padres son el modelo para los hijos.
¿Cómo puede el docente distinguir que esta presentándose en su salón de clases algún trastorno del lenguaje?
El docente debe recordar siempre que no es un especialista para determinar si el niño o niña posee este trastorno. Pero si puede distinguir algunas características que le pueden permitir hacer una referencia para una evaluación pertinente. A continuación se suministra el siguiente material de apoyo.