¿Cuál debe ser la correcta alimentación escolar? ¿Será saludable que un niño tenga alimentación vegana?
La correcta nutrición infantil es
esencial para el
desarrollo intelectual y físico del niño.
Los tiempos modernos, la falta de
tiempo y las excesivas actividades forman conductas inadecuadas en los chicos a
la hora de alimentarse.
¿Cómo debe ser la alimentación de
un niño en edad escolar?
Debe ser completa, variada,
adecuada, sabrosa y divertida. Con esto queremos decir que consuma todos los
alimentos esenciales y protectores para que se cubran los requerimientos de
proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales necesarios para
la edad y que tenga acceso a los alimentos ocasionales en algunas situaciones.
Sabemos de la importancia de que
nuestros niños tengan una buena
alimentación, para lograr un crecimiento y desarrollo óptimo.
Se define como crecimiento al
proceso de incremento de la masa de un ser vivo que se produce por el aumento
de número de células, también se puede decir que es la evolución a través del
tiempo que experimenta un individuo.
El desarrollo es el proceso por el
cual los seres vivos logran mayor capacidad funcional de sus sistemas a través
de los fenómenos de maduración, diferenciación e integración de funciones.
Dicho de otra manera es el conjunto de características cualitativas y
cuantitativas que presenta el individuo a lo largo de su crecimiento.
El crecimiento y la maduración de
un individuo son el resultado de la interacción entre su potencial genético y
los factores ambientales, si estos son favorables, el niño desarrollara al
máximo su potencial genético. Como consecuencia de esta relación se encuentran
diferencias por género (los varones en promedio son más altos y más pesados que
las niñas). De igual manera el medio social y cultural son factores
determinantes para poder garantizar que existan las condiciones óptimas para un
adecuado desarrollo de los niños.
Existen una serie de herramientas
que nos permiten conocer si el niño o niña está creciendo y desarrollándose
adecuadamente. Tenemos los exámenes de laboratorio, donde los más comunes
serian una hematología completa que incluye (hemoglobina, glucemia, ácido úrico
entre otros), un perfil lipídico (triglicéridos, colesterol entre otros) y
exámenes hormonales específicos. También están las evaluaciones
antropométricas, que nos permiten tomar medidas para elaborar una situación
clínica individual o poblacional que nos dan la probabilidad de inferir una
situación nutricional. Entre estos se encuentran el peso, la talla,
circunferencia cefálica, circunferencia de brazo, índice de masa corporal,
potencial genético medio parental entre otros.
En cuanto a la talla y el peso es
muy importante, que los encargados de observar el crecimiento y desarrollo de
los niños, sepan que existen valores de referencia que son una herramienta
clave utilizada en nuestro país, para determinar y poder clasificar dicho
crecimiento y desarrollo.
Peso: es una variable muy usada para indicar tanto la normalidad
como el deterioro y evaluar la rehabilitación nutricional de los niños.
Para la determinación del peso en
niños menores de dos años se utiliza generalmente la balanza pediátrica,
también se puede pesar la madre cargando al niño en una balanza para adultos y
al resultado obtenido restarle el peso de la madre, para niños mayores de dos
años se puede utilizar una balanza para adultos. Es importante saber que sea
cual sea la balanza utilizada debe estar previamente calibradas.
Talla: en niños menores de dos años se mide la talla acostados
preferiblemente en un infantometro; de los dos años en adelante se mide la
talla de pie.
En Venezuela contamos con una
serie de graficas donde podemos observar la relación existente en los
indicadores de dimensiones globales como son:
Peso- edad (PE) Es la relación obtenida entre el peso en un
individuo a una determinada edad y el valor de referencia para su misma edad y
sexo.
Peso - talla (PT) Es la relación existente entre el peso obtenido
en un individuo de una talla determinada y el valor de referencia de su misma
talla y sexo.
Talla - edad (TE) Es la relación entre la talla obtenida en un
individuo determinado y la referencia para su misma edad y sexo.
Circunferencia cefálica: es de gran importancia en niños menores de
dos años. Cuando el perímetro cefálico se encuentra disminuido se le relaciona
con un menor tamaño del cerebro.
Circunferencia media del brazo: es muy sencilla de realizar, se
mide en la parte media del brazo, usualmente en el brazo izquierdo, sin
presionar la cinta métrica. Es un indicador de reserva calórica y proteica, ya
que refleja tanto el contenido de grasa como de musculo.
En resumen el análisis de algunas
variables antropométricas como el peso y la talla, y de los indicadores
derivadas de ellas, utilizados, bien sea individualmente o en poblaciones, son
un excelente instrumento para evaluar, el crecimiento, desarrollo, maduración y
estado nutricional de los niños y adolescentes. Resaltando que son herramientas
fáciles y económicas que pueden ser utilizadas tanto por el especialista, como
los padres y maestros, ya que es de suma importancia llevar un registro y
seguimiento de todos estos indicadores.
Creación de hábitos alimenticios:
Si bien es cierto que es en esta
edad cuando los niños empiezan a tener mayor acceso a alimentos fuera de casa y
se encuentran expuestos a diversas formas de preparación no saludables (como la
fritura, que contiene excesiva cantidad de grasa), también es cierto que es
posible proporcionarles un marco de referencia para la elección de alimentos
más saludables.
Hay que recordar que los hábitos
y actitudes tanto alimentarios como de actividad física inician y se forman
durante la infancia y generalmente prevalecen a lo largo de la vida. En esto
radica la importancia de enseñar prácticas adecuadas a edades tempranas. Los
escolares son excelentes receptores ya que habitualmente actúan por
“imitación”. Esto quiere decir que adoptan conductas del ambiente inmediato que
los rodea. Estas conductas adquiridas pueden ser tanto saludables (como llevar
una alimentación correcta y realizar actividad física) como no saludables.
Los encargados de los niños son
responsables de seleccionar, comprar, preparar y ofrecer los alimentos que el
niño tendrá disponibles, regular los horarios de alimentación así como
establecer reglas de alimentación y comportamiento a la hora de ingerir
alimentos. Por otro lado, son responsables de guiar sobre la cantidad
recomendada de consumo, pero NO de forzar u obligar.
Los buenos hábitos de
alimentación son fundamentales para que el niño goce de buena salud y para que
la mantenga. Sin embargo, cuando la alimentación es inadecuada, tanto por
deficiencia (es decir, que su dieta le aporte menos energía y nutrimentos de
los que necesita) como por exceso (cuando su dieta le aporta más de lo que su
cuerpo necesita), se pueden presentar ciertos problemas de salud.
Los niños tienen unas demandas
nutricionales muy diferentes a la de los adultos debido a que su organismo está
en constante crecimiento. Debido a que la multiplicación de células en el
cuerpo de los niños se produce con regularidad a causa de su desarrollo en peso
y talla, es necesario cubrir sus necesidades nutricionales con un amplio grupo
de alimentos.
¿Pero qué hay de la
dieta vegetariana para niños?
Componer una dieta vegetariana equilibrada para los niños es
una difícil misión para los nutricionistas y en ella deben colaborar los
padres.
Los expertos nutrición recomiendan que la dieta de los niños
vegetarianos debe ser poco restrictiva en cuanto a grupos de alimentos para
asegurar que contiene todos los nutrientes esenciales (proteínas, hidratos de
carbono y grasas) que los niños necesitan para su crecimiento y desarrollo, ya
sean vegetarianos o no.
1. Las comidas principales. El
desayuno, la comida y la cena, deben suministrar energía, proteínas, vitaminas
y minerales, al niño. ¿Dónde las van encontrar? Pues en alimentos como cereales
y derivados, en los tubérculos, legumbres, aceite de oliva y semillas, frutos
secos y algunos dulces. También se encontrarán en la leche y derivados, huevos,
así como en las frutas, verduras, y hortalizas.
2. Combinación de alimentos.
Considerar importante la digestibilidad de los alimentos, así como la calidad
proteica. La combinación de algunos alimentos con otros puede proporcionar una
proteína más completa.
3. Necesidades nutricionales.
Cuanto más pequeño sea el niño, más exigencias nutricionales tendrá. Aunque su
capacidad estomacal sea más limitada, los alimentos tendrán que proporcionar
calorías y nutrientes suficientes en un pequeño volumen. No debe haber
exageración en los alimentos ricos en fibra, lo que provocaría gases e incluso
diarrea.
4. Ácidos grasos esenciales. En
la dieta debe haber alimentos ricos en ácidos grasos esenciales y de la familia
omega 3, presentes en los frutos secos y en aceites de semillas.
5. Alimentos ricos en calcio. El
calcio será absorbido por el niño en el consumo de leche y derivados. Su
asimilación dependerá mucho de la vitamina D, tan presente también en los
lácteos. La exposición controlada al sol asegura la formación endógena de
vitamina D.
6. El hierro en la dieta. Si la
dieta incluye huevos, cereales y legumbres, no existe el peligro de que el niño
sea deficiente en hierro. En caso contrario, el niño podría desarrollar anemia.
Varios estudios han examinado la ingesta de
nutrientes ingeridos por niños veganos. Uno de ellos, realizado con niños
británicos en edad escolar, encontró que la ingesta de fibra era mayor y que
los niveles de todas las vitaminas y minerales (a excepción del calcio)
estudiados eran comparables a los de niños consumidores de carne. Se
observó que los niños veganos preescolarizados de Estados Unidos tenían niveles
adecuados de proteínas, vitaminas y minerales y que sus dietas alcanzaban sin
problemas la cantidad recomendada de todos los nutrientes estudiados, a
excepción del calcio .
El estudio que mostraba que los
niños veganos tenían niveles más bajos de calcio, se hizo antes de que los
productos enriquecidos con calcio estuvieran disponibles, así que es bastante
probable que actualmente los niveles de calcio en los niños veganos sean mas
elevados. El calcio es importante para el desarrollo de los huesos. Alrededor
del 45% del hueso adulto se acumula antes de los 8 años de edad, otro 45% se
agrega entre los 8 y los 16 años de edad y el 10% restante se acumula en la
siguiente década. Dada la importancia de la ingesta de calcio durante la
infancia, todos los padres deberían asegurarse de que las dietas de sus hijos
contengan alimentos enriquecidos con calcio y de que satisfagan las cantidades
recomendadas de calcio correspondiente a su grupo de edad.
Lamentablemente, hay muy pocos
estudios recientes que investiguen los efectos a largo plazo de una dieta
vegana (*), sobre todo si se tiene en cuenta que muchas enfermedades propias de
la edad adulta tienen su origen en la infancia. Por ejemplo, parece claro que
el inicio del proceso de la aterosclerosis (formación de ateromas en las
arterias) y la hipertensión arterial, tienen su origen en las primeras etapas
de la vida, asimismo se ha comprobado que la tensión arterial y los niveles de
colesterol se determinan en la infancia y están relacionados con la ingesta de
nutrientes durante la misma (5,6). La masa corporal también se consolida en la
primera infancia, teniendo los niños obesos mucho más riesgo de padecer
obesidad en la edad adulta que los que no lo son.
Cuando buscamos los posibles
beneficios a largo plazo de las dietas veganas, lo primero que encontramos es
que los niños veganos tienen una ingesta mayor de de frutas y hortalizas,
alimentos indispensables para gozar de una buena salud. Además, se ha
demostrado que los niños veganos ingieren menores cantidades de grasas, grasas
saturadas y colesterol que los niños no vegetarianos. Esto es muy
importante para reducir el riesgo del desarrollo de enfermedades crónicas tales
como afecciones cardiacas y obesidad. Por último, las dietas veganas
proporcionan a los niños una mayor variedad de todos los alimentos vegetales,
estableciéndose, de esta manera, unos hábitos alimenticios saludables para toda
la vida.
BEBÉS VEGANOS
Durante los primeros 4 ó 6
primeros meses de vida, la dieta de la mayoría de los niños (de padres veganos
o no) son idénticas. La alimentación perfecta para los bebés es la leche
materna y los demás alimentos no deben ser introducidos antes de los 4 ó 6
meses de edad. Los niños alimentados con leche materna cuyas madres llevan una
dieta vegana equilibrada, tienen un crecimiento y desarrollo normal (11). Los
niños obtienen muchos beneficios de la leche materna, entre los que se incluyen
anticuerpos que protegen ante enfermedades infecciosas y un menor riesgo de
contraer alergias (12). Además, es probable que la leche humana, al ser el
alimento natural para los bebés, contenga sustancias necesarias para el
crecimiento, todavía desconocidas y, por tanto, no incluidas aún en las leches
maternizadas. Las madres que amamantan obtienen también sus propios beneficios,
entre los cuales se encuentran la incidencia menor de cáncer de pecho, una
disminución de los efectos de los cambios hormonales y para algunas, la razón
es simplemente de comodidad (12). Por todas esas razones nosotros insistimos en
recomendar la leche materna para los bebés.
La Vitamina B12 y la vitamina D
son nutrientes esenciales para un niño alimentado exclusivamente por leche
materna de madre vegana. Las madres cuyas dietas contengan niveles bajos o
nulos de B12, producirán una leche con bajos niveles de dicha vitamina (13).
Como esta vitamina tiene un importante papel en el desarrollo del sistema
nervioso, es crucial para los niños tener una fuente fiable de vitamina B12.
Algunas mujeres veganas optan por tomar suplementos vitamínicos, mientras que
otras confían en los alimentos enriquecidos como los cereales del desayuno,
productos enriquecidos de levadura, leches vegetales, y determinados productos
derivados de la soja con objeto de que ambos (la madre y el niño) tengan sus
necesidades de vitamina B12 cubiertas. Si la dieta de la madre no contiene una
fuente de vitamina B12, es el propio niño quien debe recibirla directamente.
El contenido de vitamina D de la
leche materna varía según la dieta de la madre y de su exposición al sol,
aunque en general los niveles de vitamina D de la leche materna son bajos.
Todos los niños menores de tres años tienen un alto requerimiento de vitamina
D, para permitir el depósito de calcio en los huesos. El Ministerio de Sanidad
del Reino unido, por tanto, recomienda que los niños entre los 6 meses y los 5
años de edad, independientemente de que sean vegetarianos, veganos u omnívoros,
reciban suplementos vitamínicos de las vitaminas A, C y D. La Seguridad Social
proporciona los suplementos más baratos o incluso gratis. Además no contienen
productos animales por lo que también son aptos para veganos.
El lector probablemente haya oído
hablar del DHA, un ácido graso fundamental para el desarrollo del ojo y del
cerebro, que se encuentra sobre todo en alimentos de origen animal. Sin
embargo, los veganos pueden sintetizarlo a partir de otros ácidos grasos como
el alfa-linolénico, el cual sí que se encontrará en la leche materna si la
madre se asegura de que en su dieta se incluyan buenas fuentes de este ácido
graso, tales como aceites de semilla de lino o de colza (**). Además,
reduciendo el consumo de otros aceites como el de maíz, de girasol, y de
cártamo (contienen ácido linoleico) y limitando el consumo de alimentos que
contengan grasas hidrogenadas (contienen ácidos grasos trans), la leche tendrá
niveles adecuados de DHA. La razón es que el ácido linoleico y los ácidos
grasos en forma trans interfieren con la síntesis de DHA. Si la lactancia
materna no es posible o está contraindicada, existe sólo una fórmula válida
para niños veganos: ”Fórmula de Soja Farley´s de Heinz”, avalado por la
Sociedad Vegana del Reino Unido. De ninguna manera, la leche de soja, de nuez,
de arroz, de avena, ni de guisantes ni otras “fórmulas preparadas” en casa,
deberían usarse en sustitución de la leche materna, porque no contienen la
proporción adecuada de nutrientes y pueden poner en peligro la vida del niño.
INTRODUCCIÓN DE ALIMENTOS SÓLIDOS
Los alimentos sólidos no se
deberían introducir antes de los 4 meses de edad. Hay que intentar
introducirlos de uno en uno, y espaciarlos 2 ó 3 días por lo menos. Así será
más fácil identificar el alimento responsable de una posible reacción adversa.
Los primeros alimentos pueden
incluir papillas a base de arroz, purés de frutas como el plátano, la pera y la
manzana, y hortalizas como la zanahoria, las patatas y espinacas. A los 6 meses
se pueden introducir las papillas de trigo y de avena. Alrededor de los 7 meses
se pueden introducir alimentos ricos en proteínas como las legumbres cocinadas
y trituradas (batidos), el tofu triturado y el yogur de soja. Los niños pueden
acostumbrarse poco a poco a la comida sólida con trozos suaves y pequeños para
sustituir las papillas y los purés. Después del primer año se pueden introducir
mantequillas de frutos secos o de semillas untadas en el pan. Si la familia
tiene historial de alergias, los cacahuetes y los frutos secos deben
restringirse hasta los tres años (14) para permitir que el sistema digestivo
madure y que el sistema inmune termine su desarrollo completo.
Cuando los sólidos lleguen a ser
una parte importante de la dieta, hay que introducir alimentos con una buena
cantidad de nutrientes y de calorías. Esto incluiría tofu triturado, pasta de
judías, aguacate machacado y frutas desecadas cocidas. Tomar “snacks” y comer a
menudo ayuda a proporcionar la adecuada ingestión de energía. El consumo de
grasa en los niños sanos no debería estar restringido, y fuentes como los
aceites vegetales o la margarina vegana suave deberían incluirse en la dieta de
los niños más mayores.
Para evitar el riesgo de
atragantamiento, no se deberían dar a los niños menores de tres años los
siguientes alimentos: frutos secos enteros, cremas de frutos secos con
trocitos, perritos calientes veganos, trozos grandes de frutas y verduras,
granos de uva enteros, ni caramelos ni palomitas. Sin embargo, machacando los
frutos secos, partiendo en rodajas pequeñas los perritos calientes y partiendo en
dos las uvas, se puede reducir el riesgo y se garantiza que los niños de entre
1 y 3 años puedan tomar todos los alimentos. El sirope de maíz y la miel (que
no es vegana) no se deberían dar a niños menores de 1 año porque hay riesgo de
botulismo, un tipo de intoxicación alimentaria.
Una advertencia sobre los frutos
secos: en familias con historial de alergia, eccema o asma no se recomienda
introducir los cacahuetes y derivados al menos hasta los tres años. Los demás
niños pueden tomarlos en forma adecuada a sus necesidades, como una crema suave
a partir de los 6 meses o cuando se desteten, pero nunca antes de los 4 meses.
Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría no recomienda ningún tipo de
cremas de nueces o similares hasta los tres años. En el Reino Unido se
recomienda evitar los cacahuetes en mujeres durante el embarazo o la lactancia
si hay una historia de alergias. A los niños cuyos padres, o hermanos hayan
tenido enfermedad atópica, se les recomienda evitar los cacahuetes para
proteger al niño de la sensibilización alérgica a dicho alimento, pero esto es
tan sólo una precaución puesto que no hay pruebas concluyentes.
Muchos padres eligen los
preparados para bebés (los potitos), y de hecho hay productos aptos para
veganos comercializados, sin embargo es conveniente leer cuidadosamente las
etiquetas. Como la oferta de potitos aptos para veganos es muy limitada, la
mayoría de los padres optan por preparar directamente ellos las comidas. La
comida debe lavarse minuciosamente, cocinarla y pasarla por la batidora hasta
que adquiera la consistencia adecuada. Los preparados en casa pueden guardarse
en la nevera durante dos días como máximo o congelarse en pequeñas cantidades
para poder descongelarlos después fácilmente.
Alrededor de los 6 meses, las reservas
de hierro se agotan, tanto en niños veganos, como en vegetarianos y omnívoros,
por lo que los alimentos ricos en hierro deben ser incluidos en la dieta. Tomar
cereales enriquecidos es una buena forma de suplir el hierro en niños veganos.
Otras buenas fuentes son los alimentos integrales, las legumbres, la verdura de
hoja verde y los frutos secos. Para favorecer la absorción de hierro, es
conveniente añadir vitamina C, que se encuentra en verduras verdes, cítricos o
grosella negra o también se puede acompañar la comida con zumo de naranja.
En los niños no veganos, la leche
de vaca se introduce alrededor del año. Las leches enriquecidas no animales se
pueden añadir a la dieta de los niños veganos alrededor de la misma edad,
siempre que el crecimiento del niño sea normal, que su talla y peso
correspondan a su edad y que esté tomando una variedad de alimentos, incluyendo
derivados de soja, legumbres, cereales, frutas y verduras. Para niños con
crecimiento más lento, que ya han sido destetados, hay que asegurarse de que la
dieta proporciona la energía suficiente añadiendo aceites vegetales como el de
oliva o el de colza (**), o elegir la fórmula Farley´s soya, o leche Plamil
enriquecida, ambas son marcas avaladas por la Sociedad Vegana y son productos
adecuados porque son más ricos en calorías que otras bebidas no animales y
garantizan la ingesta adecuada de energía (N. del T.: en España, hay alguna
marca como Ordesa que la proporciona). Elegir variedades de leches no animales
sin sabores especiales a vainilla, cacao o algarroba puede ayudar a evitar el
desarrollo de hábitos o preferencias de bebidas dulces de los niños jóvenes.
NIÑOS PEQUEÑOS Y PREESCOLARES
Estos niños, sean veganos o no,
tienden a comer menos de lo que la mayoría de los padres creen que deberían
comer. Esto generalmente es debido a un creciente sentido de la independencia y
a una disminución en la velocidad de crecimiento (***). Aunque el requerimiento
de nutrientes es relativamente más bajo que en la primera infancia, una dieta
adecuada continúa siendo importante para el crecimiento y el desarrollo. Estos
primeros años son también importantes para el establecimiento de unos hábitos
de alimentación sanos que pueden establecer las bases para una alimentación
saludable en el futuro.
Una importante cuestión en la
alimentación de los niños veganos es asegurarse de que ingieren las calorías
suficientes. Sus estómagos son muy pequeños y el alto consumo de fibra les hace
sentirse saciados antes de que su aporte de energía sea suficiente. Alimentos
como el aguacate, las cremas de frutos secos y semillas, las frutas desecadas y
los derivados de la soja proporcionan un buen aporte de energía. Si es
necesario se puede reducir el contenido de fibra de la dieta dando alimentos
como zumos de fruta, cereales refinados y fruta pelada. Comer con más
frecuencia incluyendo “snacks” nutritivos también puede ayudar a asegurar el
aporte adecuado de energía.
CRECIMIENTO DE NIÑOS VEGANOS
Si la dieta de un niño vegano
contiene suficientes calorías, lo normal es que tenga un desarrollo y
crecimiento adecuados, y de hecho los estudios realizados en niños veganos
muestran que su ingesta de calorías está cerca de los niveles recomendados y
son similares a los de los niños no vegetarianos (16,17).
Se ha comprobado que los niños
veganos del Reino Unido y de Estados Unidos tienen un peso y una talla
ligeramente menor que la media, pero su ritmo de crecimiento está dentro de la
normalidad (15,16). Los niños necesitan mucha energía (en relación a su talla)
y la dieta aparte de ser equilibrada, es muy importante que tenga una buena
densidad de energía. Si se incluyen alimentos como aceites vegetales,
aguacates, semillas, crema de frutos secos y legumbres, se pueden garantizar
ambos objetivos: nutrientes y calorías. Las frutas desecadas son también una
fuente concentrada de energía y son muy atractivas para los niños. Conviene
acostumbrar a los niños desde muy pequeños a lavarse los dientes después de
tomar fruta desecada y otros alimentos dulces para prevenir la caries dental.
ALIMENTOS ESENCIALES PARA NIÑOS
VEGANOS
Las necesidades de proteínas
pueden ser fácilmente cubiertas si el niño toma una variedad de alimentos
vegetales. No es necesario planificar cuidadosamente la adecuada combinación de
éstas ni tomar suplementos de aminoácidos, siempre y cuando su dieta incluya
una amplia variedad de alimentos cada día. Las fuentes de proteínas para niños
veganos incluyen legumbres (garbanzos, guisantes, lentejas, soja), cereales
(trigo, avena, centeno, arroz, cebada, trigo sarraceno, mijo, pasta, pan),
frutos secos, sustitutos de la carne y cremas de frutos secos.
El calcio es muy importante para
el crecimiento de huesos y dientes. Las leches vegetales enriquecidas son
buenas fuentes; también lo son los zumos y el tofu enriquecidos, las alubias
cocidas y las verduras de hoja verde bajas en ácido oxálico como son los grelos
o las coles. Los suplementos de calcio serán necesarios en el caso de una
ingesta inadecuada.
Los niños que regularmente están
expuestos a la luz solar en las condiciones apropiadas (2 ó 3 veces a la semana
durante 20-30 min. por lo menos en la cara y brazos) no parece que requieran
ningún suplemento de vitamina D. Aquellos niños que tienen limitada la
exposición al sol, son muy morenos de piel o no tienen buenas fuentes en su
dieta, sí deben tomar suplementos. Existen pocos alimentos naturales que
contengan vitamina D (D3, colecalciferol) y se encuentran en productos
animales. La vitamina D3 generalmente se obtiene de la lanolina que proviene de
la lana de las ovejas, por lo que no es apta para veganos. Como alimentos
fortificados con una fuente vegana de vitamina D (D2, ergocalciferol) se
encuentran algunas margarinas, algunas leches vegetales y algunos cereales de
desayuno enriquecidos.
La anemia ferropénica
(deficiencia de hierro) es el problema nutricional más común en la infancia y
no tiene mayor incidencia en niños veganos que en no veganos. Buenas
fuentes de hierro son los cereales enriquecidos, los cereales de desayuno
enriquecidos, las legumbres, las verduras de hoja verde y las frutas desecadas.
Las dietas de niños veganos y no
veganos suelen contener una cantidad similar de zinc, aunque el zinc de fuentes
vegetales no se absorbe tan bien debido al contenido de fitatos que interfieren
con la absorción. Alimentos ricos en zinc y proteínas como las legumbres y los
frutos secos pueden aumentar la cantidad de zinc en la dieta y promover su
absorción.
El pan fermentado con levadura y los productos de soja fermentada
como el tempeh y el miso pueden aumentar la absorción de zinc. Los
suplementos de zinc pueden ser necesarios para los niños pequeños cuyas dietas
estén basadas en cereales y legumbres con alto contenido en fitatos. Las
marcas FSC y Seven Seas producen suplementos veganos de vitaminas y minerales
aptos para niños.
Los niños veganos deberían tomar
alimentos enriquecidos con vitamina B12 o tomar suplementos directamente. Una
gran variedad de alimentos enriquecidos con B12 están disponibles (N. del T.:
en España hay pocos actualmente), como algunas marcas de leches veganas,
sustitutos de la carne, extractos de levadura y algunos cereales de desayuno.
Las marcas Quest y Vega Nutritionals avaladas por la Sociedad Vegana producen
suplementos veganos de vitamina B12.
LA TRANSICIÓN A LA DIETA VEGANA
Aunque la mayoría de los niños
veganos lo son desde el nacimiento, otros no lo son y cambian de dieta durante
la infancia. Hay muchas formas de hacer la transición de una dieta no vegana a
una que sí lo es. Algunas familias hacen el cambio gradualmente y otras lo
hacen de golpe. En ambos casos hay que explicar qué está pasando, y cuál es la
situación para que el niño pueda entenderlo. Al principio es mejor ofrecer
alimentos que le resulten familiares.
Los sandwiches de mantequilla de
cacahuetes son muy populares entre los niños (N. del T.: en España no tanto),
así como la pasta y las alubias cocidas. Los alimentos nuevos se irán
introduciendo gradualmente. Se debe observar cuidadosamente el peso del niño.
Al principio es normal que disminuya pero si continúa o el niño deja de tener
un crecimiento normal, se debe añadir mayor concentración de calorías y reducir
la cantidad de fibra en la dieta.
Las dietas veganas bien
planificadas según las recomendaciones nutricionales actuales pueden cubrir las
necesidades nutritivas de bebés y niños, darles un buen inicio en la vida y les
ayuda a establecer buenos hábitos alimenticios.
Pero para ello los padres deben ser muy cuidadosos y tener un control exacto y preciso con un nutricionista, de lo contrario puede desencadenar daños perjudiciales en los niños.