¿Cómo pueden los padres perder el auto control? Sugerencias para vencer la ira o molestia al educar a sus hijos.



Según los especialistas, la ira es un sentimiento básico y universal que todos los seres humanos y animales son capaces de sentir y además es considerado como de gran valor para sobrevivir. Sin embargo, la clave está en no convertirse en un padre o madre muy irritable.

Una de las cosas que más afectan a la relación padres e hijos es la ira mal manejada. El cansancio, el estrés, la impotencia, las dificultades económicas, nuestra propia limitación para manejar el comportamiento de los hijos se convierten en una bomba de tiempo para los padres.

No hablo de una simple molestia sino de cuando llega a  invadir la ira o rabia, cuando está el padre o madre a punto de perder  su autocontrol y  recurren a agredirles físicamente, echarlos de casa o traspasarles toda su molestia con palabras de rencor y fuera de lugar.

Desahogarse de esa manera no conduce a nada, tan solo trae al padre o madre  arrepentimiento posterior por la forma explosiva como actuó.

Los hijos son responsables de su comportamiento pero no de los sentimientos de sus padres. El padre o madre puede corregirlos con cariño y disciplina o pueden perder los estribos y desencadenar toda su ira.

Eso lo elige cada uno de los padres, no sus hijos. Si hacen a sus hijos responsables de sus sentimientos, les dan a entender que ellos gobiernan sus emociones, depositando sobre sus espaldas una carga que no es la suya y dándoles un poder que a la larga puede ser contraproducente.

Hazte una pregunta, cuando estés a punto de perder el control: ¿Qué va a aprender mi hijo con mi reacción? Lo que aprenda hoy con tu manejo de la ira o rabia es lo que aplicará posteriormente cuando la sienta también, incluso contra ti.

En tal sentido, conviene iniciar la práctica del manejo de la ira y lograr detectar cuando sientas que el disgusto se sale de control. Este será entonces el momento en que debas apartarte y tomar 5 minutos para que baje el nivel de molestia y logres asumir una actitud más positiva al relacionarte con tu hijo.


Y si has explotado, nunca es tarde para pedir perdón. “Sigo muy enfadado por lo que has hecho pero reconozco que podría habértelo dicho de otra manera. Lo siento. Intentaré que no se repita”