El TDAH (Trastorno por Déficit de
Atención/Hiperactividad) es un trastorno neurobiológico que se diagnostica en
la infancia (aunque pueda persistir en la vida adulta) y que se caracteriza por
presentar síntomas de hiperactividad (movimiento continuo y superior a lo
esperado para la edad y desarrollo del niño), dificultades de atención e
impulsividad (actúan sin pensar). Se consideró "trastorno
neurobiológico" porque su causa fundamental es un funcionamiento erróneo
de algunas zonas del cerebro, sin ninguna malformación asociada y que puede ser
tratado.
La hiperactividad de los niños es considerada
como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida entre los dos o
tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con esta sintomatología.
La falta de atención y la inquietud constante del niño o niña son síntomas, que
por lo general los padres comentan al médico de atención primaria, con
frecuencia alertados por sus educadores.
El diagnóstico será dado por un especialista
(neurólogo). Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales
de la Sociedad Americana de Psiquiatría: DSM V, existen ciertos síntomas, que
si son presentados en el niño o niña (mínimo
6 de estos síntomas) representa un alerta para que los padres puedan llevar a
sus hijos a los especialistas. A continuación los señalamos:
Síntomas de
Desatención:
A menudo no presta atención a los detalles,
tiene errores por descuido y el trabajo escolar suele ser sucio o desordenado.
Tiene dificultades para mantener la atención,
incluso en los juegos.
A menudo, parece no escuchar cuando se le habla
directamente, parece tener la mente en otro lugar o como si no oyera.
No finaliza sus tareas escolares, pasa de una
actividad a otra sin terminar la anterior. No sigue instrucciones, ni órdenes.
Dificultad para organizar las tareas y
actividades.
Evitan situaciones que exigen dedicación
personal y concentración (por ejemplo: tareas de papel y lápiz)
A menudo extravía objetos necesarios para tareas
o actividades y suelen tratarlos sin cuidado (por ejemplo: juguetes, cuadernos,
ejercicios escolares)
Son olvidadizos en sus tareas
Se distraen con facilidad ante estímulos
irrelevantes, pueden dejar de hacer las tareas que están haciendo por atender
ruidos o hechos triviales que son ignorados por los demás.
Síntomas de
Hiperactividad:
Suele
mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento.
A menudo abandona su asiento en clase o no es
capaz de estar sentado cuando debe.
Corre, salta en situaciones en las que resulta
inadecuado hacerlo.
Experimenta dificultades para jugar
tranquilamente o dedicarse a actividades de ocio.
Parece estar siempre en marcha, como si tuviera
un motor.
A menudo habla excesivamente.
Dan respuestas precipitadas, antes de que las
preguntas se acaben de formular.
Puede tener dificultades para aguardar su turno
en cualquier situación
También suele entrometerse o entorpecer los
asuntos de los demás, tocan cosas que no deben, hacen payasadas.
¿Cómo puede
afectar el proceso de aprendizaje?
Variabilidad: Son niños que tienen amplias variaciones en sus
respuestas, son los típicos niños de los que se dice "puede hacerlo porque
ayer realizó perfectamente la tarea y hoy es un desastre"
Retraso Psicomotor: Que varía desde la simple torpeza motriz,
hasta "dispraxias" importantes. Es decir problemas en las nociones de
su esquema corporal, del tiempo y del espacio, Dificultades que se agudizan
cuando tiene que realizar algo con ritmo.
Trastornos del Lenguaje: De tipo expresivo, con vocabulario limitado y
dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de la lectura.
Dislexia.
Dificultades en la grafía: En la escritura disgrafía y disortografía,
porque existe poca coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es
decir, suelen presentar incoordinación visomotriz. Su escritura es torpe, con
tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones.
¿Qué pueden hacer
los padres de hijos con Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad?
1.Confirme
el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad por medio
de profesionales especialmente capacitados.
2. No se conformen con un listado de problemas o
síntomas: «lados débiles». Procuren desarrollar una perspectiva integral de su
hijo, para lo cual tengan bien presentes sus virtudes: «lados fuertes».
3. Colabore intensamente con la escuela de sus
hijos y mantenga una relación estrecha entre el especialista y el docente.
4. El 50% de los niños con TDAH padecen otro
trastorno en comorbilidad (es decir que tienen más de una dificultad
trastorno). Por ende, asegúrese de que se han diagnosticado correctamente todos
los aspectos del problema.
5. Busque el tratamiento apropiado y más eficaz
para cada uno de los trastornos acompañantes. Si hay trastornos de aprendizaje
deberá realizar un tratamiento psicopedagógico, por ejemplo.
6. Muchos padres tienden a aislarse social y
familiarmente. Esto se debe evitar. Hay que poner en práctica estrategias que
faciliten al niño el desarrollo de sus habilidades sociales.
7. Ayude a su niño a organizarse, dividiendo las
tareas en partes que él pueda manejar.
8. Asegúrenle un lugar tranquilo, despejado de
distractores, para trabajar en el hogar.
9. No permitan que las dificultades hagan que la
mayoría de las interacciones con su hijo sean negativas; signadas por castigos,
comentarios adversos o críticas.
¿Cómo puede actuar el docente?
Asegúrese de que el niño tiene TDAH solicite el
informe del representante con ayuda del personal de psicopedagogía.
Construya una alianza de trabajo con los padres.
Desarrolle objetivos comunes, técnicas compartidas y comunicación fluida.
Si el niño está
medicado manténgase al tanto de los efectos positivos deseados de los
posibles efectos colaterales y de cualquier cambio que haya en el tratamiento
farmacoterapéutico. Permita que el representante lo mantenga al tanto de la
situación.
Para asegurar y mantener la estructura del aula,
no vacile en proporcionar las normas de comportamiento en el aula o colocar
recordatorios a la vista del niño. Proporcione instrucciones breves, simples y
claras. No vacile en repetirlas.
Obtenga atención del niño antes de comunicarse
con él o la niña (comportamiento pre-atentivo) y durante la instrucción demande
que sostenga contacto visual con usted.
Procure aumentar la información audio-visual
para mejorar el desempeño del niño o la niña en el análisis de instrucciones
escritas.
Intensifique la fase motivacional de la
instrucción.
Siente al niño en una posición próxima a la suya
y mantenga frecuente contacto visual y Seleccione compañeros de trabajo o de equipos
tranquilos y asertivos.
Llegue a un consenso con los padres para que
establezcan una moderada rutina en el hogar.
Efectúe evaluaciones más cortas y más
frecuentes.
Brinde
frecuentemente e inmediatamente feeback al educando sobre su
comportamiento y su desempeño. Preferiblemente en forma positiva.
Manténgase atento a los indicadores de tensión, estrés,
excitación y/o aburrimiento del niño o la niña para actuar de forma preventiva.
Bríndele la oportunidad de evitar las
consecuencias posibles de su conducta
inadecuada.
Asegúrese que el niño conoce
las consecuencias posibles de su conducta
inadecuada.