En un niño puede reconocerse una conducta
agresiva cuando es persistente y violenta tanto físicamente como verbalmente.
La conducta agresiva puede tener una base biológica o social. Pueden existir alteraciones neurológicas
emocionales conductuales que incluso pudieran tener relación con alguna condición
de algún trastorno.
Mencionaremos
algunas conductas de un niño agresivo:
Rompen las normas del hogar y de la escuela.
Amenazan a sus amigos y familias verbales.
Dañan las cosas materiales, las tiran y
rompen.
Presentan episodios de rabias.
Discuten con los hermanos, con los padres y
otros integrantes de la familia.
Gritan con mucha frecuencia.
Pelean por cualquier cosa aunque sea mínima.
¿Qué
hacer cuando el niño empieza a ser agresivo?
Si observamos conductas agresivas en casa o
en aula se deben realizar algunas intervenciones pedagógicas, disciplinarias,
de compresión y acompañamiento, si no hay cambios favorables es necesario
remitir el caso o evaluación con profesionales como: psicólogos, orientadores
de conducta o psicopedagogos.
Se
recomienda:
* Realizar juegos cooperativos con el niño
para que aprendan límites y normas.
*Supervisar los programas de televisión o
videos a los cuales está expuesto.
* Tener acercamientos físicos, brindarles
mucho cariño y respeto.
* Demostrar la paz en casa, con buen humor y
una actitud positiva compartiendo espacios de calidad.
Unos vídeos con consejos para los padres: