Las nubes son
básicamente vapor de agua condensado en forma de gotitas líquidas en la
atmósfera (o heladas si estamos a suficiente altura). Han sido bautizadas con
todo tipo de nombres y se clasifican en función de su altura como nubes bajas,
medias, altas y de desarrollo vertical.
Jean-Baptiste
Lamarck empleado del Museo Nacional de Historia Natural de París, clasifico las
nubes en francés, pero en 1802 Howard utilizó el latín para bautizarlas con el fin
de que los términos pudieran usarse en cualquier lugar.
En él se
clasificaban las nubes en tres formas básicas: cirrus (fibras o pelos), cumulus
(conglomerados o acumulaciones) y stratus (estratos o capas) pero además
estableció ciertas combinaciones entre ellas. Todo esto le valió para hacerse
con el título de “el padrino de las nubes”.
Durante el siglo 19
se fue completando esta clasificación y en 1896 se finalizó el primer Atlas
Internacional de Nubes. Hoy en día se conocen decenas de géneros de nubes con
nombres, apellidos y dobles apellidos.