Uno de los motivos
que ayuda al lector en la reducción del estrés, es que al momento de leer un
libro se generan emociones y uno de adentra en experiencias ajenas que
estimulan la empatía. El ponerse en el lugar de otro aumenta de forma
considerable tu factor de empatía y ayuda en la capacidad de comprensión hacia
las otras personas.
Cuando uno como
individuo, se convierte en una persona empática, por lo general se tiende a
tener mejores relaciones personales y se busca el intento de ayudar a los demás
cuando lo necesiten. Esto ayuda a desprenderse de la ansiedad y el estrés que
ocasionan determinantes situaciones del día a día.
Seis minutos de
lectura pueden reducir los niveles de estrés en un 68 por ciento, según un
estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex. En esto, la
lectura supera a otras actividades relajantes, como escuchar música (61 por
ciento), tomar té o café (54 por ciento) o caminar (42 por ciento). Leer
entonces, calma los nervios, aumenta las habilidades de lenguaje y razonamiento
e, incluso, puede mantener la mente elástica a medida que envejecemos.
Los investigadores
de este estudio, tienen la creencia sobre que esto es debido gracias a que la
distracción que se consigue mediante la lectura, conlleva a que la tensión en
los músculos del cuerpo se alivie mientras leemos.
El director de este
estudio, Dr. David Lewis, neuropsicólogo cognitivo afirmó que no fue sorpresa
para él los resultados del estudio, ya que perderse en un libro es la máxima
relajación que se puede tener en esta vida.
Los especialistas
recomiendan que los niños lean un libro cada dos meses. Los padres de familia
son los indicados para enseñar a sus hijos la importancia que tendrá en sus
vidas la lectura, pero la mejor forma en que pueden hacerlo es con el ejemplo.
Recuerden que la lectura es un hábito
que no debe dejarse, de esta forma la mente se mantendrá activa, en
tranquilidad y cada día aprenderán algo
nuevo.